Cerrado temporalmente

Por agresividad, por intensidad y por bemoles. Y por fe en la victoria y por sacrificio en el trabajo. El Sevilla ha ganado al Real Madrid por muchas razones, pero sobre todas, por espíritu, ese que este equipo parecía haber olvidado en los últimos años y que este sábado ha sacado del baúl de los recuerdos, de los grandes recuerdos, para dar una lección de hombría al todopoderoso Real Madrid de los tristes, de los alegres, de los millonarios y de las estrellas.
Necesitaba el Sevilla un triunfo así. Un triunfo que reafirmara su trabajo, que reafirmara sus creencias, pero sobre todo que reforzara su confianza. Para eso, no hay rival tan útil en el Sánchez Pizjuán como el Real Madrid, vaya de rojo, de negro, de blanco o de verde.
Fue la intensidad, la agresividad, el ingrediente fundamental del triunfo sevillista. El plan de Míchel, impecable, no podía funcionar sin esas dosis de casta y coraje que demostraron sus hombres en cada balón dividido, en cada presión, en cada carrera. Pero el planteamiento nervionense merece más menciones que la que cita su himno. Merece mención el papel decisivo de Palop; el brillante de Cicinho; el contundente de Botía; el sobrio de Spahic; el constante de Navarro; el inteligente de Maduro, el papel sordo de Medel, el protagonismo de Rakitic; la actuación inquebrantable de Navas; la omniprescencia y el gol de Trochowski; y el sacrificio de Negredo.
Merece, en resumen, la gran ejecución del plan, la confianza para llevarlo a cabo hasta su fin.
Y merece mención especial, por supuesto, el planteamiento de Míchel para hacer del Real Madrid un equipo tozudo que siempre mordía el anzuelo que le planteaba el Sevilla. Pobló el centro del campo Míchel, situó una línea defensiva en la medular que agobió hasta el extremo a su primera línea de creación. Nunca llegó la pelota en ventaja a los cracks de verdad. Cristiano salía de uno y la cobertura ya estaba cumplida, eso cuando salía, porque defensivamente los sevillistas estuvieron a un grandísimo nivel. No encontró huecos por dentro el Madrid, ni por fuera, no encontró huecos por ninguna parte porque el Sevilla cerró todas sus líneas y porque dificultaba que la pelota llegara en buenas condiciones a sus futbolistas gracias una tremenda solidaridad, y lo hacía presionando arriba si hacía falta, esperando si se precisaba.
La ejecución fue perfecta, y el desarrollo del partido no menos. Trochowski, en un saque de esquina estratégicamente planteado, adelantó al equipo hispalense en el minuto 1 de partido. Y con él rugió Nervión y el Sevilla y su afición se hicieron uno hasta pelear y sufrir juntos.
A partir de ahí ya lo saben, pelea, sacrificio no exento de fútbol, contragolpes que de haber sido más precisos habrían dado incluso más alivio al Sevilla. Pero sobre todo casta y coraje. Y si hay casta y coraje, hay Sevilla Fútbol Club.
SEVILLA FC 2 GETAFE 1
(FAZIO, NEGREDO)
GRANADA 1 SEVILLA 1
NEGREDO
RAYO VALLECANO 0 SEVILLA FC 0
SEVILLA FC 1 REAL MADRID O
Trochowski.
Don Frederic Oumar Kanouté y don Jesús Navas González. Dos grandes jugadores de la historia del Sevilla, de los dos más grandes posiblemente. Dos piezas claves del mejor equipo nervionense que se recuerda. El primero se ha despedido del Ramón Sánchez Pizjuán, de su Sevilla y de su gente este sábado con un gol. El segundo, afortunadamente para el equipo, tiene cuerda para rato.
Son un buen ejemplo de lo que fue el mejor Sevilla y, en el caso del canterano, de lo que puede volver a ser, porque para Jesús Navas no hay cambios de ciclo, ni regeneración ni presión que le supere. Es el mejor futbolista de esta plantilla a años luz y ante el Rayo Vallecano ha dado ni más ni menos que cuatro asistencias, cuatro asistencias para que su equipo golee al equipo madrileño y al menos endulce el sabor de boca de sus aficionados tras el varapalo del derbi. Una de esas asistencias, además, se la ha ofrecido, generoso, a Frederic Kanouté, que en su último partido con el Sevilla, en su despedida, ha podido marcar y despedirse como se merece, como un grande, como el más grande.
El Sevilla y el Atlético de Madrid han empatado en el Sánchez Pizjuán en un partido muy igualado y repleto de tensión y agresividad. Se adelantó pronto el equipo colchonero pero Babá, con su primer tanto en el equipo nervionense, igualó el choque. A raíz del 1-1 pudo adelantarse el equipo de Míchel, pero no acertó.
El Sevilla ha tomado mucha moral en Valencia, la plaza del
todavía tercer clasificado. Viene cargado de puntos, los tres, merced a los
goles de Medel (otro) y del recuperado Navas, pero además, que no es poco, tras
una primera media hora floja, tuvo capacidad de reacción y jugó muy bien lo que
restaba de partido. Míchel no dio un paso atrás con los cambios, y sale
también reforzado de un campo que siempre es muy complicado. Un buen Sevilla
que está en condiciones de pelear la Champions de nuevo. Quién lo iba a decir
hace unos pocos días.
Los goles de Fazio, Manu del Moral y Kanouté dieron el triunfo a un Sevilla que sigue dejando dudas. El Getafe reclamó un claro penalti, por manos de Spahic en el minuto 6, que pudo cambiar el rumbo del partido.
Seis jornadas después, ganó el Sevilla. Lo hizo con los servicios mínimos: media
hora buena en la que acumuló un gol de ventaja marcado por Negredo de penalti y
una segunda mitad pésima, en la que sólo el estado de nervios del Zaragoza evitó
el empate local ante el descarado paso atrás de los de Marcelino. Pero en el
fútbol se crece a partir de las victorias y ésta deja además la recuperación del
mejor Negredo que, aunque mermado, deparó unas fases de gran brillantez.
No funciona el Sevilla de Marcelino. El Athletic ganó en
Nervión con justicia y son ya cinco jornadas consecutivas las que acumulan los
sevillistas sin conocer la victoria. Los de Bielsa fueron superiores de
principio a fin. Se adelantaron pronto por medio de Iraola, que empalmó a la red
un mal despeje de Negredo, y ni siquiera el empate de Navas antes del cuarto de
hora infundió brío a un Sevilla sin chispa ni fútbol. Cuando se encaraba el
cuarto final, un regalo de Spahic propició el 1-2, obra de De Marcos, que a esas
alturas merecían de largo los vascos
Duro golpe el recibido hoy por el Sevilla FC tras caer derrotado por el colista de Liga (1-2) en su propia casa. El equipo de Marcelino asume así una dosis de realidad respecto a la imagen que ha ofecido en los últimos partidos en casa, en los que ha evidenciado que le cuesta mucho llevar la iniciativa. El gol en el primer minuto de Manu del Moral no impidió que los granadinos aprovecharan la pájara y la falta de puntería sevillista para darle la vuelta al partido con goles de Geijo y Mikel Rico.
Volaron de Nervión los dos primeros puntos de la temporada, si bien cabe
felicitarse porque la igualada de Manu del Moral llegó en el descuento. El
Sevilla dominó al Racing y se fue al descanso con el marcador a favor, gracias a
un tanto del jiennense a la salida de una falta lateral. En la reanudación, los
de Marcelino jugaban casi a placer pero dos perfectas contras consecutivas
pusieron por delante a los cántabros, con goles de Ariel y Jairo. Y ya a la
desesperada, en la prolongación, Manu rescataba un punto tal vez en el encuentro
en el que más fútbol produjo el Sevilla en lo que va de Liga
El Sevilla arrancó un inesperado y celebradísimo punto del Camp Nou, donde nadie
o casi nadie es capaz de hacerlo. El Sevilla de Marcelino defendió en colectivo
igual de bien de lo que es capaz de hacer en ataque el Barcelona. Neutralizados
de esa forma las dos mejores virtudes de los equipos en liza, era un partido
para que lo definiera una individualidad. Y si bien era previsible que lo
consiguiera Messi, como siempre, en esta ocasión fue Javi Varas el que lo
sublimó todo. Paró todo, incluido un penalti en el minuto 94. El Sevilla acabó
con nueve jugadores por expulsiones de Kanouté y Fernando Navarro
El Sevilla de Marcelino sigue instalado en la media inglesa, la que dice que hay que ganar un partido y empatar otro para sumar dos puntos por jornada. La víctima en esta ocasión ha sido el Valencia de Emery, un equipo que está llamado a luchar por los mismos objetivos que los de Nervión y que cada año debe sobreponerse a la venta de sus mejores futbolistas para cuadrar sus maltrechas cuentas.