El Sevilla recibió, en el último minuto del partido, el justo castigo a su racanería. El equipo de Jiménez apenas si generó un par de ocasiones de gol en todo el encuentro, una de ellas materializada por Jesús Navas mediante un gran tiro cruzado al comienzo de la segunda parte. Un bagaje insuficiente para pretender seguir en la segunda plaza. Osasuna no puso nada, sólo lo que fue capaz de aportar Massoud desde su entrada; y un disparo mordido del persa lo cazó Pandiani para empatar. Kanouté pudo desnivelar el choque en el descuento pero su remate fue a la cruceta. Al final, comprensible pañolada en vista del espantoso partido.
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Miriam -